viernes, 8 de diciembre de 2017

Apostando por ello

Tengo el corazón roto en mil pedazos y, a la vez, reconstruido como si de magia se tratase.
Tengo ganas de llorar a todas horas, y de gritar de alegría también.
Tengo ganas de recordar todo, y de olvidarme a su vez.
¿Cómo puede ser que, a la vez que te rompes, te reconstruyes? ¿Cómo alguien puede destrozarte tanto y, a la vez, que exista otra persona recogiendo tus pedazos? ¿Cómo puedes olvidar a alguien centrándote en recordar a otro?
Me estoy volviendo loca, necesito ir por fases: me destruyen, lloro, paso el duelo, y poco a poco resurjo de mis cenizas. Pero no, no está ocurriendo así. Me han destruido a la vez que yo me he reconstruido, estoy pasando un duelo a la vez que grito de felicidad, ya no resurjo de mis cenizas, siento que las cenizas se evaporan de mi cuerpo...
Le doy muchas vueltas a todo, a lo que está bien y mal porque no me gusta hacerles daño a las personas pero, cuando ya es cuestión se que te lo hagan a ti mismo o no, acabas siendo egoísta. Yo podía haberme tragado mi enorme orgullo, pero no, pero quizás ya me he cansado del pasado, de pegarme todos los días con él, quizás quiera mirar al presente y futuro y sentir que hay una débil esperanza de ser feliz, de sentir en algún momento que todo está bien.
Quizá no sea cuestión de plantearse nada, si no de vivir, sin mas, de ser feliz. Quizá un beso bajo un soportal a las cinco de la mañana signifique mas que un centenar de besos dados en una cama. Lo dicho, las palabras se las lleva el viento, los actos perduran y, en tan poco tiempo, todos esos actos tanto por un lado como por otro, me han dejado muy claro lo que tengo que hacer.
Pero no, no puedo, sencillamente no puedo decir que si a una pregunta tan importante, no puedo salir de algo tan horrible y no darme tiempo para mi, para mi libertad, para no darle explicaciones a nadie... Necesito respirar, hacer tonterías, vivir esa vida que se vio condicionada durante tantos años. Necesito redescubrir quién soy realmente.
Eso no quiere decir que no quiera a nadie a mi lado, esa persona sabe de sobra lo que me hace sentir, pero necesito tiempo. Me está reconstruyendo, de la nada, simplemente un día apareció diciendo "se me da bien escuchar, puedes desahogarte" y sentí que si, que podía confiar, que realmente sería de las pocas personas en este mundo a las que te puedes abrir sin miedo a la traición.
Mentiría si dijese que no tengo miedo, pero también mentiría si dijese que no quiero intentarlo.
Estoy atrapada, entre dolor y felicidad, destrucción y resurrección.
Simplemente, me toca de una vez ser egoísta y pensar únicamente en mi felicidad. Y sí, tan solo hay una forma de lograr eso. Por muchas dudas que tenga, apuesto por ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario