Esta entrada va a ser corta, porque no puedo escribir sin llorar. No os podéis imaginar lo que duele el día de hoy, el 28 de abril. Hasta hace apenas 5 meses era un día genial y bonito, algo para celebrar y estar feliz pero, desde que metí la pata hasta el fondo y me jodí enormemente la vida, mi querido 28 solo sirve para llorar y querer morirme. Hoy incluso con más intensidad, ya que es el mes de abril, el mes en el que, justo dos años atrás, ocurrió el mejor día de mi vida. Pensar que hace esos dos años empezaba la mejor decisión de todas... Por fin me sentía totalmente feliz y yo misma, me sentía rodeada por una burbujita rubia de amor y alegría y, os juro que en aquel momento, pensé que jamás volvería a estar mal.
Soy yo, por lo que obviamente me equivoqué. Si, ya lo había pasado mal otras veces pero nada comparado con ahora. El dolor no llegó instantáneamente, tuvieron que pasar dos meses para que se rompiese la tabla que sostenía la mierda de mi vida, y me cayese toda encima hundiéndome en desgracia, enfados y, sobretodo, en culpabilidad. Eso fue lo peor, pasarme dos meses tocada pero "feliz" y de golpe no encontrar motivos para seguir aquí. "No, no, no... Otra vez como en tercero no porfavor" No paraba de pensar eso, me sentía con las mismas ganas de hacer cosas malas, miraba con profundo respeto y deseo cosas que me habían aliviado años atrás. Pero no pude, por miedo a que empeorase todo más, no hice nada. Quería, os juro que jamás había estado tan convencida de algo, tan determinada a hacerlo... Estaba todo planeado. No me lo llegó a notar absolutamente nadie, me fue fácil esconderme en sonrisas y comedia, hacerles creer a todos que mi vida iba como un engranaje nuevo. Ni de coña, llegaba a casa y me tiraba a "dormir la siesta" que eso se traducía más en llorar y llorar en silencio sin que nadie me molestase. Las noches eran lo peor, abrazada a mi querido osito de peluche, gritaba en silencio y mordía la almohada para que no oyesen mis sollozos. Nadie se dio cuenta, a nadie le importé lo suficiente.
Un despojo humano al que manejar según las necesidades de cada uno, en eso me convertí durante tres meses. Si eso ya es jodido de por si, lo es más aún cuando nadie se da cuenta. ¿Qué te pasa? Era una pregunta que a veces me hacía... Nada, estaba pensando, era mi respuesta. Pero solo quería morirme y estaba pensando en todos mis errores, culpabilizándome de ellos cada vez que le miraba fijamente. ¿Qué miras? Me preguntaba. A ti, eres guapo, le respondía... Le respondía eso por no ponerme a gritar todo mi dolor, por no llorar y pegarle a todo porque veía su cara, veía su estado de ánimo, me lo imaginaba en su cama llorando el día que pasó todo y mi alma se rompía un poquito más. Soy un ser cruel, asqueroso y despreciable, me repetía mil veces al día.
Ahora es peor, porque pensaba que con el paso del tiempo se arreglaría pero, cinco meses después, tengo muy claro que esto jamás se va a recuperar. Es lo que hace que esté tan mal, que tenga las pintas que tengo con la cara echa una mierda... No tengo ganas de nada, ni de ir de compras, cosa que siempre me sube un poquito la moral. Tengo 4 jerseys, dos sudaderas y tres vaqueros, los voy alternando y para la lavadora, llevo tres meses vistiendo así, no me molesto en nada, me doy asco. Jamás pensé que la culpabilidad hiciese tanto daño, jamás pensé que podría sufrir tanto por un error, jamás pensé que volvería a estar sola...
28 de abril, el día que más duele de toda mi vida. Me rompe el alma, mi querido 28 de abril.