lunes, 16 de octubre de 2017

Miedo que evoluciona a madurez va unido de la mano a sensatez

Dicen que los cambios son buenos, que te ayudan a madurar y ver el mundo desde otra perspectiva. Dicen que debes abrirle los brazos a las nuevas etapas, que si les das un cálido abrazo te responderán con el mismo gesto.
Dicen que si alguien se va, otro viene, que no hay un ying sin yang, no hay luz sin oscuridad, todo está cuidadosamente equilibrado en una balanza.
Dicen que te debes amoldar a las cosas, que dejar que los sucesos fluyan  a tu alrededor.

Dicen, dicen, dicen... Dicen mil y una cosas que no sigue nadie. Todos perdemos, todos tenemos miedo a lo nuevo, mas vale malo conocido que bueno por conocer... Yo tengo miedo, a los cambios, a las personas nuevas, a las experiencias con las que me aterra descubrir que me gusta hacer algo totalmente distinto a lo que estoy acostumbrada. Tuve miedo de perder a gente y ese miedo se volvió real. Aún tiemblo cada vez que para el bus en una parada, rogando que no se suba y tenga que enfrentarme a uno de mis mayores dolores. Aún tiemblo al oír su voz rompiéndome. Aún tiemblo solo con imaginarme lo que debe de pensar cuando se acuerda de mi,si sonreirá como yo ante algún recuerdo bonito o, si por el contrario,se asqueará por haber compartido gran parte de los años mas importantes de nuestras vidas conmigo.

Sí, lo reconozco alto y claro: tengo miedo.
Y  sí, lo reconozco: he madurado estos meses lo suficiente, como para dejar de mostrar mis sentimientos y parecer un témpano de hielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario